6 de septiembre de 2017

Puertas cortafuegos: ¿cómo funcionan?

Seguro que has escuchado hablar alguna vez de las puertas anti fuego, lo que muchos no conocen es cómo funcionan las puertas resistentes al fuego realmente, el material del que están hechas o su aislamiento térmico.

¿Qué son las puertas cortafuegos?

Las puertas cortafuego son un tipo de puertas especiales hechas de metal, madera o vidrio que tienen la función de evitar que un incendio se propague por el resto del edificio. Se instalan a través de un sistema de compartimentación que, por un lado evita que el fuego se propague pero, por otro lado, permite que la evacuación del edificio sea rápida y sencilla.

Una de las características de las puertas anti fuego es que su diseño estructural está pensado para que las holguras contrarresten la dilatación metálica que se produce con el aumento de las temperaturas. Además, su aislamiento térmico es vital para evitar que el calor pase de una zona a otra.

Los modelos de puertas anti fuego tienen la clasificación internacional RF (resistencia al fuego), pudiendo llegar al nivel RF-1 Hora, RF-1.5 Horas, RF-2 Horas o RF-3 Horas en función del tiempo de resistencia que tienen frente a temperaturas muy elevadas.

Cómo funcionan las puertas contra incendios

El material aislante del interior de las puertas corta fuego se elige de forma específica y las bisagras se instalan de forma que la puerta pueda abrirse con la fuerza de un sólo dedo. La idea de este sistema es que incluso un niño o una persona con dificultades motrices puede abrir la puerta y realizar una evacuación rápida sin esfuerzo.

Las puertas corta fuego necesitan de mantenimiento para comprobar cada cierto tiempo que el estado de la puerta, posibles golpes, las juntas intumescentes, manivelas, visagras o la capacidad de autocierre estén intactas. Y es que, si alguno de los componentes falla puede comprometer la seguridad de todo un edificio y poner en riesgo la vida de decenas de personas.

La parte buena es que las puertas anti fuego tienen una vida media útil de 20 años, por lo que son una de las inversiones más rentables a la hora de proteger nuestros bienes inmuebles frente a los incendios.